Yo también tengo un sueño. Un sueño en el que veo cómo se anulan las diferencias entre quienes habitamos este planeta. En el que disfruto de ver cómo impera una generosa cordialidad entre vecinos. En el que los niños y niñas del África Subsahariana tienen las mismas oportunidades que mi hijo tiene hoy en día.
Yo también tengo un sueño. Ahora que parece que en Estados Unidos de América se culmina el sueño del Reverendo Martin Luther King, ahora es cuando considero necesario recordar que todavía tenemos muchas tareas pendientes en la lucha por la igualdad en el Mundo. Precisamente hoy quiero revalidar aquél espíritu.
Yo también tengo un sueño. Un sueño en el que trabajo porque creo firmemente que sin la participación de Todos ese sueño es imposible.
Yo también tengo un sueño. Un sueño en el que me veo rodeado de amigos y de otras muchas personas que no conozco. Un sueño compartido en el que todos caminamos en la misma dirección y con los mismos objetivos. Un sueño en el que personas seguidoras de diferentes religiones y con diferentes credos comparten labores sociales en defensa de la igualdad de todos ante el futuro.
Yo también tengo un sueño. Un sueño que representa la diferencia entre creer y sobrevivir. Un sueño que me permite mantener mi optimismo sobre la victoria final. Un sueño que me indica el camino hacia el objetivo último: la igualdad.
Ese es mi sueño,… y ¿el vuestro?. Ese es un sueño compartido que nos debe llevar a combatir con todas las fuerzas que seamos capaces de encontrar contra la desigualdad en el Mundo. ¿Por qué nuestros indices de supervivencia o longevidad son tan diferentes? ¿Por qué la mortalidad infantil, la escolarización o la respuesta a determinadas enfermedades es tan distinta según los países de origen? ¿Por qué esos indicadores se ponen tan en contra de determinadas zonas del mundo?
Yo también tengo un sueño. Y no pienso esperar a que nadie tome posesión de un puesto por muy importante que ese puesto sea. Ojalá que más pronto que tarde los gobernantes del mundo se den cuenta de que la primera crisis que hay que combatir es la de la miseria. Mientras será suficiente que trabajen por la convivencia en paz y
por evitar nuevas desigualdades.
Pero yo no pienso esperar a que nadie haga realidad mi sueño. No voy a esperar a que ellos actúen o a que nos digan lo que tenemos que hacer. Yo tengo mi sueño y trabajo para hacerlo realidad. Afortunadamente muchos amigos y amigas confian en mi y me apoyan.
Yo tengo un sueño y me gustaría que entre todos pudiéramos hacerlo realidad.