Cada uno de los días de nuestra estancia en Yaoura, Wakouke ha estado en nuestra agenda. El lunes nos dijeron que no por que estaban todos en el mercado de un pueblo cercano. El martes no pudimos ir por cuestiones sobrevenidas nuestras y hoy, al ser él último día de nuestra estancia aquí, estamos a las visitas urgentes y Wakouke ya no lo es.
En Wakouke, financiamos un pozo en 2020 y en nuestro viaje del año pasado, inauguramos una escuela comunitaria con dos aulas. Este año les queríamos visitar para animarles a continuar en el esfuerzo y ver también los pupitres que les hemos financiado. Pero no es urgente. Las cosas por allí van bien y hay otros lugares donde hacemos más falta.

Nuestra visita de la mañana ha sido a Banban. Un poblado a casi 11 km de Yaoura por sendas sólo practicables en moto y eso contando con la pericia local y, en mi opinión, un cierto grado de insensatez.
Aun así, hemos tenido que ir en moto y como ya he comentado más de una vez,… soy bastante alérgico. Media hora de ida y otro tanto de vuelta. Suficiente para irme acostumbrando.
Hemos cruzado dos marigós, afortunadamente secos, pero con los surcos provocados por el agua de la estación lluviosa, sumados a los surcos del paso de las motos,… Para mi, toda una odisea.
Nos dijeron que no se podía pasar en coche y hemos comprobado que era rigurosamente cierto. Ni la anchura entre árboles ni el trazado ni los desniveles,… dejaban hueco para pasar con un coche por muy todo terreno que fuera.
El trazado, los desniveles, los árboles y sus indisciplinadas ramas, los arbustos junto al camino, y las piedras estratégicamente distribuidas para deambular en un permanente zig-Zag, los pequeños bancos de arena que ha habido que cruzar,… demasiado para mi, que no sabía a qué prestar atención. Al final me he preocupado sólo de las ramas. Mi corta experiencia así me lo ha recomendado. Era lo único en lo que podía hacer algo.
Según wikiloc hemos sacado una velocidad media de 22 km por hora. Mucho me parece para cómo era el recorrido.

Pero vamos a lo importante. La población de Banban tiene que ir a buscar el agua a un marigó que se encuentra a 1 km de distancia.

A estas alturas de la estación seca, la situación es verdaderamente preocupante. Hemos recorrido esa distancia andando, guiados por una de sus mujeres y nos hemos encontrado con varios agujeros, más o menos hondos, con muy poca agua y muy sucia.

Los agujeros eran de todo tipo: profundos o abiertos, pero el agua era siempre del mismo color terroso.
Nos han dicho que utilizan un producto para hacerla “potable“ y de regreso al village les hemos visto echar un producto blanco que ellos llaman, en su lengua, “Sanki”. Cada pequeña bolsita les cuesta 100 fr CFA (0,15€).


Tras echar una buena cantidad de producto en una de las palanganas, hemos esperado un buen rato para ver el efecto. No hemos visto nada más que la propia decantación de los residuos sólidos presentes en el agua. Una vez trasvasada el agua a otro recipiente, la diferencia de color entre ambas, era mínima.

Vista la situación, les hemos explicado nuestra forma de trabajar. Les hemos dicho que no podemos financiar todas las cosas que nos gustaría, pero que les tendríamos en cuenta, para ver si fuera posible remediar su situación.

Pocos lugares se lo merecerán más que este. Por cómo es el agua, por dónde la tienen que coger y por lo aislados que se encuentran, lejos de todo. Curiosamente, el lugar más cercano es Kolokonde, donde estuvimos el otro día con Cáritas. Está solo a 5 km. Eso si, según nos han dicho, por un camino solo practicable para una moto.
Por la tarde, hemos visitado otra población carente de agua saludable. Esta cerca de Yaoura y se llama Banikani. Hemos recorrido más o menos 1,5 km hasta el village y unos 500 metros hasta las pozas donde cogen el agua.

El espectáculo ha sido el mismo que en los anteriores. Pozas de agua terrosa en lo que aquí llaman “bafond”. Un terreno más bajo que el entorno y por tanto ideal para llegar hasta el agua, aunque sea tan mala como esta.
Una chica nos ha enseñado como cogen el agua y no he podido por menos que alabar su habilidad y sentir pesar por la calidad del agua que consigue, pese a todo.


Hoy es día de mercado y las mujeres de Banikani, estaban en el mercado. Es el lugar de encuentro y de comercio. Es por tanto, muy importante para sus economias, poder ir al mercado. Aquí los días de mercado son variables. en Yaoura son cada 4 días.
De vuelta nos hemos parado en una buvette que han abierto nueva junto al mercado. Es el progreso. Hasta ahora no había ninguna.

Niños y niñas nos rodeaban pero sin querer acercarse del todo. Cuatro blancos son muchos blancos en un entorno como este. Al llegar a la Misión, nos estaba esperando la delegación de Wakouke y la de otro poblado cercano a su escuela, que no tiene agua potable. Un mal endémico en la zona.
Los de Wakouke nos han traído ñames y un par de pintadas.
Después ha llegado la delegación de los artesanos de Yaoura y villages circundantes. Representantes de albañiles, carpinteros, electricistas, mecánicos, peluqueros, costureros,… Quieren un centro para sus reuniones, formación, exámenes de los aprendices,…

Les hemos explicado nuestro sistema en estos casos. Ellos ponen el trabajo sin coste y nosotros financiamos los materiales. Cada grupo de artesanos pone su parte y algunos como los peluqueros o costureros tendrán que cotizar para equiparar su esfuerzo al de los albañiles o soldadores. Un acuerdo que sin duda les costará, pero que ya hemos podido financiar en Kalalé, Dogué o Bougou.

