Las costumbres, las tradiciones, las culturas,… casi siempre marcan de una manera tenaz y tozuda los roles y las responsabilidades que cada uno debemos
adoptar a su amparo. Muchos de los que ya peinamos canas hemos vivido nuestra juventud, en España, en familias en las que el género imponía el papel que cada uno jugaba en el quehacer cotidiano. Aún hoy, en nuestra “sociedad moderna”, somos capaces de reconocer a nuestro alrededor muchas secuelas de aquellas costumbres claramente calificables como de machismo.
En el norte de Benín, también ocurre lo mismo. Los papeles están muy repartidos y el resultado evidencia un desequilibrio muy arraigado e interesado. La casa, los hijos, el agua, las especias, la salsa,… son responsabilidad de la mujer. El hombre tan solo aporta el maíz o el igname. Algo que solo le ocupa la temporada de lluvias y que sin el resto de complementos, carece de la riqueza nutricional necesaria para el normal desarrollo de los pequeños.
Por eso, en ese escenario en la Fundación Alaine nos esforzamos de una manera especial, en apoyar a la mujer en todas nuestras líneas de trabajo: Educación, Salud materno – infantil y Promoción de la mujer. Por eso y porque Alaine hubiera querido que lo hiciéramos así.
Por eso, en ese entorno cuando a finales de abril de 2013 llegamos a Monnó, nos llamó tanto la atención ver que el grupo de mujeres beneficiarias de las microfinanzas, habían contratado a un hombre para trabajar en las máquinas financiadas para el tratamiento de su karité.
Ellas con su trabajo han llegado a conseguir sacar adelante su cooperativa de karité y siguen adelante con otras tareas productivas en sus campos. La soja, el mijo,… Vieron que era difícil repartir de forma equitativa los tiempos que cada una debería dedicar a atender las máquinas. Por ello, decidieron crear un puesto de trabajo y contratar a un hombre que se ocupara de procesar el resultado de su trabajo.
Eso nos ratificó en nuestra idea de que la mujer es el principal factor de desarrollo en cualquier comunidad. Siempre hay que contar con ellas. Si hablamos de pozos, es a ellas a quienes más se afecta. Si hablamos de educación de los más pequeños, son ellas quienes tienen la capacidad y la decisión para que asistan o no a la escuela. Si hablamos de salud y nutrición, son ellas las que asumen los cuidados y buscan las soluciones. Ellas las que compran y obligan a usar los mosquiteros tratados. Ellas las que siguen o no el calendario de vacunaciones,…
En definitiva y a fuer de ser pesados,… “con ellas será difícil, pero sin ellas imposible”