Pocas cosas causan tanta satisfacción como la sensación de un trabajo bien hecho de principio a fin.
Cuando a finales del mes de septiembre del pasado año, Jean Baptiste nos pedía ayuda desde el
Internado de Educación Primaria de Baba Sorou, nos pusimos rápidamente en movimiento. Teníamos ya una campaña de recaudación de fondos en marcha para la financiación de cuatro nuevas aulas para el Centro de Secundaria de Gbessassi, pero también teníamos muy claro que había que intentar ayudar a los niños y niñas de Tchoutchou.
Teníamos a la vista un par de eventos solidarios y decidimos dedicarlos a la financiación de los módulos del Internado que se habían derrumbado.
Porque ese era el problema. Los tres módulos donde dormían los niños se habían derrumbado bajo los efectos de las termitas y las lluvias torrenciales que llevan varios años siendo especialmente tumultuosas en la zona. Afortunadamente los edificios de barro se derrumbaron cuando no había niños dentro.
Decidimos hacerles un anticipo para que se pudiera avanzar en la construcción. En esa zona no se puede escolarizar a los niños pequeños si no es en régimen de internado, asi que el asunto era urgente.
Posteriormente con el resultado económico de nuestra primera cena anual, nuestro primer concierto de Navidad y la liquidación en un Mercadillo en Tres Cantos de toda la artesanía beninesa que me había ido trayendo en mis viajes, conseguimos acopiar los fondos necesarios para recuperar lo anticipado y completar el proyecto.
Hoy os cuento todo esto porque he recibido las primeras fotos de las obras en Baba Sourou. Hoy, pocos meses después, la movilización tiene ya cuerpo físico en Tchoutchou. Compartir esta alegría es para mi la forma de daros las gracias por vuestro apoyo generoso y sistemático.