Nos vamos a Kalalé

Hoy tenemos un día duro. No es que los demás no lo sean, pero los días de “traslado” tienen una especial complejidad. Al entorno se unen las maletas, las despedidas y la fatiga acumulada.

Hoy nos vamos a Kalale,…

Kalalé es el lugar en el que financiamos nuestro primer proyecto y le tenemos un cariño especial, pero hoy afrontamos una “excursión” que según Google Maps nos va a llevar un mínimo de 5 horas, con el agravante de que queremos visitar Guinagourou, un lugar en el que una de esas personas que dan su vida por los demás, ha organizado un orfanato para los que lo han perdido todo y necesitan una oportunidad para poder tener un futuro.

Pasaremos por Biró y Nikki. En ambos lugares tenemos proyectos que visitar, pero ya no podremos hacer más paradas. Tendrá que ser a la vuelta camino del Alibori. Los últimos 40 km (casi 2 horas) no los queremos hacer de anochecida.

Sobre las 8 de la mañana nos hemos puesto en marcha, tras las despedidas y las fotos de rigor. La estancia en Kpari ha sido muy agradable y productiva. Nos vamos con pena pero contentos por el trabajo que se está realizando.

Hemos llegado a Kalale a las 17:00 horas. Por el medio 9 horas. 7 de viaje polvoriento y lleno de saltos para unos 200 Km y 2 horas de visita en Guinagourou.

Entrábamos en Guinagourou unos minutos antes de las 11:00. Père Charles nos esperaba al lado de la ruta frente a la misión. Sabia que teníamos poco tiempo y lo ha aprovechado bien. Tras la bienvenida a la beninesa (y con la beninoise de rigor), nos ha contado sus proyectos y algunas estupendas realidades que ya tiene en funcionamiento.

Una escuela parroquial que es la de mejores resultados de su provincia en el examen estatal de acceso a la secundaria. Llevan 3 años con el 100% de éxito de los alumnos en ese examen del CEP. Algo nada facil de lograr.

Tiene también un foyer (internado) para chicos de secundaria procedentes de los poblados que rodean Guinagourou. Lugares sin instituto por lo que de no existir esa instalación, la mayoría no podría continuar con sus estudios.

Por último nos ha enseñado un internado para chicos y chicas huérfanos o de familias sin recursos y nos ha contado como comenzó.

Se encontró a un chico llorando junta a la ruta y paró para preguntarle qué le pasaba. El chico le dijo que su padre le había sacado de la escuela y le había enviado al campo. Lloraba porque él quería seguir estudiando. Recogió al chico y esa tarde se fue a hablar con su padre para tratar de convencerle de que le dejara seguir acudiendo a la escuela. Había preguntado a su profesor y este le dijo que tenia mucha capacidad y buenas notas.

El padre respondió que no le interesaba eso y que debía ir al campo. Que si no iba al campo que no volviera por allí. “Puede usted hacer con el lo que quiera. Si no va al campo, no me interesa saber más de él”

Son muchos los chicos y sobre todo las chicas que se enfrentan a ese destino. Por eso han construido un internado, para poder dar continuidad a los estudios de unos pocos huérfanos y de muchos chicos y chicas a los que la inercia de la falta de desarrollo perpetuaría en un modelo que les llevaría a las mismas barreras a las que se enfrentan ahora sus padres y antes de ellos sus abuelos. Es preciso ofrecerles oportunidades que les permitan salir de esa espiral. Para eso nos pedía ayuda. Tiene 68 chicos y chicas y cuesta mucho sacarles adelante y poder darles la oportunidad que merecen.

Tiene también un terreno que querría destinar a huertas para mujeres, pero necesita agua, vallado perimetral para evitar el paso de animales. Cuenta ya con un grupo de mujeres muy interesadas. Seguramente volveremos a hablar de esto.

Por último nos ha ofrecido un estupendo almuerzo con arroz y pescado en salsa y ¡una tortilla española con igname! en vez de con patata. Buenísima.

A las 13:00 ya estábamos de nuevo en ruta. En este tipo de trayecto te puedes encontrar con cualquier cosa. Hoy nos hemos topado con vacas andando y en moto,… con la máquina que pasa “la cuchilla” por los caminos,… y como siempre, con mujeres que caminan con su carga.

Llegados a Kalale hemos vuelto a disfrutar de la hospitalidad local, pero nos ha sorprendido ver que, al abrir el portón trasero del coche, las maletas tenían una importante capa de polvo pese a que es un cofre totalmente cerrado.

Una vez instalados hemos repasado el programa previsto para lo que queda de semana. Mañana iremos a Basso, el jueves a Gnel Yakan y Gnel Kouboure, el viernes el Centro de Promoción Social de Kalale, el sábado las huertas para mujeres, la piscicultura,… y seguro que habrá tiempo para hablar de nuevos proyectos. Os lo contaremos.

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