Hoy hemos vuelto a Tchalinga. En nuestra visita del pasado día 7 de febrero, nos quedamos con que las mujeres parecía que no estuvieran demasiado interesadas en hacer las huertas, pero ya estamos acostumbrados a que, por aquí, las cosas casi nunca son lo que parecen.
Entonces les tratamos de animar a que trabajaran en las huertas los 12 meses. Intentamos combatir una de las trabas habituales en estos proyectos: los maridos que disponen del trabajo de sus mujeres para trabajar durante la estación lluviosa, en su campo estacional, recogiendo los anacardos,… y los hombres prometieron apoyarles.

Ellos cumplieron con lo prometido aquel día y en su reunión del martes día 8, apoyaron a las mujeres que como primera medida, se agruparon en equipos de 5 mujeres, con una al frente como responsable. Son un total de 30 mujeres. Y comenzaron a trabajar.


El sábado día 12 volvimos a Tchalinga. Esta vez con Caritas, dentro del proyecto “Stop violence faites aux femmes” y nos encontramos con unas mujeres mucho más participativas y organizadas. Parecían mujeres distintas, pero no lo eran. Eran las mismas.

Hoy, hemos vuelto por tercera vez a Tchalinga. 90 minutos desde Bougou para hacer 60 km de asfalto hasta Badjoude y 12 de pista. Nos hemos vuelto a encontrar con las mujeres de la primera visita.

Las huertas han mejorado, pero no tanto como sería de esperar en los 8 días que han pasado desde nuestra primera visita.

El lunes día 7, las obras del centro nutricional estaban paradas a la espera de determinados materiales y los depósitos de agua repartidos por las huertas, estaban llenos a tope, con lo que las mujeres podían regar con tranquilidad.

Los materiales ya llegaron y hoy la obra estaba en marcha,… y los depósitos de las mujeres estaban vacíos. Esa era la razón real de su desánimo o de la aparente falta de interés. En estas fechas ya estamos pasando de los 40, 42 grados al mediodía y con las plantas comenzando a crecer, cualquier retraso en el riego supone un daño irreversible a la planta y la pérdida del trabajo y del tiempo de las mujeres.

También nos hemos enterado hoy, al estar la obra en marcha, que el Delegué es también el albañil jefe de la obra y, al parecer, está priorizando el suministro a la obra en el reparto del agua, dejando a las mujeres a dos velas.

Ante esas circunstancias nos hemos explicado el aparente cambio de la actitud de las mujeres. Hemos visto con alegria que no rechazan o desprecian las huertas, sino que, lo que ocurre, es que no quieren trabajar en balde. Ni ellas ni nosotros.

Obviamente hemos previsto que se organice mejor el reparto del agua y para ello insistiremos sobre los responsables. Hay agua suficiente, solo hay que saber organizarla.

Cuando funcione el centro de salud, con la maternidad, dispensario pediátrico, centro nutricional y laboratorio, compartiendo el agua con las huertas, comprobaremos si es necesario tomar alguna medida adicional como la incorporación de unas baterías a la instalación solar, para poder subir agua al depósito también durante la noche y no solo durante el día, pero de momento es mejor organizarse y compartir lo que hay.


También hemos visto ya que se van a comenzar las obras de los alojamientos para el personal sanitario. A la espalda del centro sanitario y de las huertas.

De vuelta hacia Bougou hemos parado a comer en Chez Emma y hemos almorzado con Père Pacome, el Director de Caritas. Dentro de su competencia entran los centros de formación en oficios para chicas y hemos querido compartir nuestras intenciones de financiar alguno de estos centros en Yaoura o Abitanga para poder contar con su experiencia y apoyo. Ha quedado en estudiar el asunto y darnos toda la información necesaria.

De camino hacia Bougou, hemos pasado por delante de la escuela de primaria de Faka Faka. Una escuela en la que financiamos un edificio de tres aulas que sigue gozando de excelente salud.

No hemos parado por dos razones. La primera porque dado que ya era miércoles por la tarde, la escuela estaría vacía, al no tener clase los miércoles por la tarde. La segunda razón,… los 41 grados que marcaba el termómetro del coche.
Antes de cenar habíamos quedado con el colectivo de albañiles. Los que habitualmente trabajan en los proyectos de la fundación Alaine. Les gusta pasar un rato con nosotros e invitarnos, en la buvette Colombo, a cerveza y a tchinchinga, carne troceada de cerdo, cordero,… a la brasa y con picante en polvo. Una bomba que ayuda al trasiego de la cerveza.

También hemos recibido por WhatsApp la foto que nos han enviado desde Kpaouya, hecha tras la comida posterior a la inauguración y junto al Director de la escuela. La compartimos encantados. Uno de los buenos momentos de nuestra estancia en el norte de Benin.

Y mañana nos vamos hacia el sur, a la Comuna de Bassila. Visitaremos Dogué e Igberé. Os lo contaremos.
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