Kobrikoto, mujer y educación

Un probervio africano dice que “si las mujeres bajaran los brazos, el cielo se caería”

Y es que en este entorno todo recae en las mujeres, pero todo, todo. Por eso en la Fundación Alaine dedicamos buena parte de nuestros esfuerzos a financiar proyectos en los que ellas se convierten en nuestras principales cómplices para conseguir el desarrollo de los poblados y de sus gentes. Son el cómplice que necesitamos de cara a trabajar para que todos los niños y sobre todo las niñas, puedan tener las mismas oportunidades de futuro.

Por eso financiamos proyectos de micro finanzas, huertas, autoempleo,… para que las madres puedan impulsar la escolarización de sus hijas y con ello, puedan asegurar el desarrollo de muchas familias como preámbulo del desarrollo de los poblados, las regiones, el país,…

Desde el inicio de nuestra actividad en el norte de Benin han sido muchos los proyectos financiados de huertas para mujeres. Bougou, Pelebina, Banikoara, Kerou, Sirarou, Biro,… y en todos ellos hemos visto la necesidad de mejorar la formación de las mujeres en asuntos como el uso del agua, el compostaje, el aprovechamiento de los cultivos estacionales, las ventajas de la combinación de lo agro y lo pecuario e incluso la utilización de plantas relevantes desde el punto de vista de la nutrición o la prevención de la malaria.

Por eso hoy hemos ido a Kobrikoto. Se trata de un proyecto que trata de combinar la práctica agropecuaria con la formación.

En la actualidad está en una incipiente producción agrícola y de granja de pequeños animales y de otros que no lo son tanto,… patos, cabras, pavos, conejos, cerdos, vacas, pintadas,… anacardos, guisantes de Angola, mostaza, limoneros, citronelle, Artemisa,… y tratamiento y transformación de productos como extractos, mermeladas,…

Son 18 hectáreas que se pueden convertir en una potente herramienta para mejorar las capacidades de productores locales, agrupaciones de mujeres, animadores de huertas,… todo ello desde una postura de la defensa de los cultivos BIO y ecológicos y del aprovechamiento mejorado de los productos tradicionales. Cosas como por ejemplo el anacardo del que habitualmente solo se usa la uña pese a que tiene una fruta que crece sobre ella que es muy dulce y jugosa y de la que se puede extraer con poco esfuerzo jugos, siropes, mermeladas,…

Anacardo en maduración

Un proyecto del que seguramente podremos hablar en un futuro próximo.

En otras ocasiones he hablado de los innumerables usos de los clásicos bidones amarillos/naranjas. Hoy nos hemos encontrado con su enésima utilidad. Después de haberlos visto como tambores, conejeras, pajareras, mochilas,… hoy nos los hemos encontrado señalizando los “dodan” badenes con los que las pequeñas poblaciones tratan de evitar el paso de vehículos a velocidades elevadas.

Los suelen hacer de tamaños bastante desmesurados y con escasísima señalización. Por ello es frecuente darse un buen susto o necesitar un brusco frenazo. Hoy los bidones nos han resuelto la papeleta.

Hoy la comida también ha transitado por una vía de lo más tradicional. Hemos podido disfrutar de un igname bien pilé con salsa de cacahuetes, queso Peulh frito y foteté. Un plato tradicional beninés que es uno de mis favoritos

Por la tarde hemos recorrido las escuelas de primaria, secundaria y bachiller de la Fundación Vie por Tous en Parakou y hemos podido ver con satisfacción los buenos resultados que se están obteniendo. Hemos aprovechado para compartir con los alumnos la historia de Alaine. En cada grupo de edad con consideraciones a su nivel, pero apelando en todos los casos a la solidaridad entre todos ellos para honrar la memoria de Alaine. Pensamos que se trata de una buena fórmula.

También hemos visitado el Lyceo de SOMO, un centro escolar que viene superando los mejores estándares de calidad en la educación entre los Lyceos de la región del Borgou. Hemos disfrutado del encuentro con los alumnos y hemos podido documentar las carencias que presentan las instalaciones.

Para rematar la jornada hemos mantenido una reunión con las mujeres de la “perche de ALAINE” Una suerte de micro finanzas que utilizamos en Parakou para ayudar a las madres que no pueden asegurar a sus hijos y sobre todo a sus hijas, una educación de calidad. Ya hay 6 grupos de 10 mujeres cada uno. 60 madres y por lo que hemos escuchado hoy cada una con una media de más de tres hijos o hijas en edad escolar. Más de 90 alumnos que disfrutan de una educación de calidad que junto con su esfuerzo hará que vean muy mejorado su futuro y el de sus familias. Enhorabuena a todos y muchas gracias a los que lo han hecho posible.

Mañana nos vamos a Kpari, a poca distancia de la frontera con Nigeria, a la misión de las hermanas argentinas. Seguiremos con promoción de la mujer y educación en el ámbito rural. Agua, huertas y pequeñas escuelas,… Los proyectos de mayor utilidad en estas zonas. Trataremos de seguir con el relato, si la cobertura no nos abandona.

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