En los últimos días del pasado mes de septiembre, en la Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York, se han aprobado 4.500 millones de dólares para apoyar la educación de 15 millones de niños en los próximos 3 años. No sé porqué, pero en estos días que se barajan en los noticiarios cifras billonarias, me parece muy poco.
Participan en ese compromiso corporaciones como Intel, Microsoft y Cisco; asociaciones cívicas y deportivas como la FIFA; organizaciones caritativas y religiosas, y los gobiernos de Arabia Saudita, Australia, España, Francia, Noruega,…
Se trata de intentar cumplir los Objetivos del Milenio. El compromiso del Primer Mundo con el Resto, fué en el año 2000. Hoy 8 años después no estamos mucho mejor que entonces. Más de 100 millones de niños, siguen sin asistir a la escuela. En los países “desarrollados”, los niños escolarizados superan el 95/98%. En el África subsahariana esos porcentajes casi no superan el 50%. ¡Y no digamos en las zonas rurales, como el norte de Benin!
El pasado 26 de septiembre en la ceremonia de inauguración de la Asamblea General de las Naciones Unidas, hubo una conferenciante muy especial. Devli Kumari, una ex – niña trabajadora de la India, de 11 años de edad. Devli ha recorrido un largo camino desde la cantera de la India en la que trabajó, hasta pronunciar su discurso. Devli contó que ella y su familia debían trabajar diariamente largas horas en penosas condiciones, sin posibilidades de ir a la escuela y sometida con frecuencia a castigos físicos.
“No sabía nada del resto del mundo. Hasta el día en que me rescataron, hace cuatro años, y pude ir por primera vez a la escuela, yo no supe lo que era un pedazo de papel. Ahora quiero aprender a leer y escribir y, cuando crezca, quiero ser maestra”.
De esos más de 100 millones de niños sin escolarizar, bastante más de la mitad son niñas. De ellas más del 80% se encuentran en el África subsahariana. En países como Benín. Por eso desde la Fundación Alaine nos dedicamos, desde nuestra pequeñez, a la Educación y sobre todo a la educación de las niñas y en el norte de Benín. Donde más falta hace.
Según datos de Unicef, para alcanzar los Objetivos del Milenio en materia de educación hacen falta más de 60.000 millones de euros. Solo para educación. No nos podemos dejar acobardar por el importe. Es mucho menos que lo que ahora se va a destinar a mantener el sistema financiero mundial y seguramente sería mucho más consistente desde el punto de vista del progreso de las sociedades implicadas.
Los gobiernos harán más o harán menos. La inmensidad del reto será enorme, pero no podemos rendirnos ni abdicar en los Estados o las Grandes Empresas. Cada uno tenemos nuestra responsabilidad. Y cada uno podemos ser una palanca de progreso que “levante” mucho más de lo nos suponemos capaces. Porque como ya hemos dicho más veces,…
Nadie es tan pequeño,…
que no pueda ayudar,…
a que Todo el Mundo,…
pueda sonreir.
Hoy además, hablando de educación, me he acordado de mis años en el
Colegio, en Bilbao. Y me he acordado del Padre Scheiffler. Un sacerdote jesuita muy mayor, muy mayor, que siempre nos decía:
¡Que bonito es tener,…
para poder dar,…
para hacer felices a los demás!.