En materia de educación pocas bromas. Y ya si nos referimos a educación en femenino, muchas menos.
Estamos asistiendo a un esfuerzo global y paulatino por generalizar la educación en el mundo. Uno de los Objetivos de Desarrollo del Milenio es precisamente “conseguir la escolarización universal”. A ese le sumamos el que hace referencia a la Igualdad entre géneros que en su 1ª Meta se objetiva “eliminar las desigualdades entre géneros en todos los niveles de la enseñanza, antes de 2015”. Pero pese a los avances que reconoce la ONU, falta mucho todavía.
Existen barreras que, en muchos lugares del mundo, imposibilitan que una chica inicie sus estudios de Primaria, continúe con los de Secundaria y Bachiller y no digamos nada sobre conseguir un titulo superior. Esas barreras son religiosas, culturales, económicas,… Todas ellas se imponen por la fuerza, aunque solo sea de la costumbre. Algunas como las culturales y religiosas, van a exigir un gran esfuerzo colectivo e institucional y podemos sentir que no son nuestra responsabilidad directa, pero hay otras que, incluso a la luz de nuestra maltrecha economía, son perfectamente evitables.
Hoy en Benín o Togo, hay muchas chicas que como Malala, no pueden ir a clase. A ellas no les persiguen fanáticos religiosos, pero sus familias no pueden pagarles los libros ni la “contribución escolar”. Los chicos trabajan en el campo para poderse pagar esos materiales. En 2011 conocí a Amina que reconocía haberse prostituído para
conseguirlo. Necesitan ayuda. Escolarizar a una chica es asegurar la escolarización de sus futuros hijos e hijas.
En total para todo un curso de Secundaria una beca completa serían algo menos de 50 euros. ¿No os parece asequible?