Hoy dejamos Nikki y nos vamos a Kandi. Dejamos la región del Borgou que hemos disfrutado durante 3 semanas y nos vamos a la región del Alibori, más al norte, más sahel,… pero con los mismos problemas. Por el camino pararemos en Biró para ver las huertas financiadas allí.

Hoy el trayecto es mayoritariamente por asfalto, pero con un peligro adicional. La combinación de calor y tráfico de vehículos pesados ha hecho de esa ruta muy frecuentada por camiones cargados hasta los topes, una trampa en cada recodo, en cada recta. No es fácil conducir por ella. O más bien no es fácil conducir por los surcos que convierten cada adelantamiento en una aventura. Surcos longitudinales de los que hay que salir para volver a entrar si pretendes adelantar a un camión que recorre tu misma ruta a 20 km por hora.
Por la mañana nos ha tocado despedirnos de las Terciarias Capuchinas de Nikki. Ha sido una intensa semana de trabajo en equipo, muy a gusto y con buena sintonía. Nos hemos hecho la foto de rigor.

Son muchos los proyectos visitados y las propuestas que hemos recibido. Peticiones de forages para suministro de agua, apoyo para huertas, escuelas comunitarias,…
Hoy es el paso del ecuador de nuestro viaje. Iniciamos la cuarta semana. Hemos pasado ya tres semanas recorriendo el Borgou y nos quedan otras tres para el Alibori, la Atakora y la Donga.
La diferencia entre el tiempo que dedicamos a las distintas regiones radica en que en el Alibori o en la Atakora, trabajamos únicamente en tres poblaciones. Kandi y Banikoara en el Alibori y Kerou en la Atakora. Eso hace que se puedan ver los diferentes proyectos en menos tiempo. El inconveniente es que durante 10 días vamos a estar cambiando de sede casi a diario.
En la Donga volveremos al trabajo en los villages. Con sede en Bougou, visitaremos numerosos poblados para festejar los proyectos culminados y ver si podemos comenzar otros nuevos. Serán unos 10 días. Los últimos en el norte. A partir de ahí, volveremos a Cotonou para coger el avión de vuelta a España
El trayecto para llegar a Biro es corto y nos ha tocado esperar a Theodore el presidente de la Fundación beninesa Vie por Tous.


Con el y con el CA (Jefe de distrito), hemos comenzado la visita. En primer lugar hemos visitado a una parte de las mujeres de las huertas. Tienen como actividad para generar recursos la confección artesanal de manteca de karité.

Parece que llevan tiempo elaborando la manteca de karite, pero lo hacen de manera muy artesanal con mucho esfuerzo y con una única compradora que les permite utilizar su casa a cambio de que le vendan su producción al precio que ella marca. Nos piden el molino, el horno, la prensa y que les facilitemos un pequeño lugar donde poder producir y luego vender fijando ellas el precio. Nos han recordado a las mujeres de Monnon. Podéis leer nuestro relato de 2013. Seguimos pensando lo mismo.

La actividad del karité es una actividad que se encaja entre otras tareas tradicionales como el campo estacional. El fruto del árbol del karite se recoge al final de la estación seca y se almacena ya que con las lluvias se van al campo a cultivar el grano o el algodón. Hasta la recogida de la cosecha hay tiempo para el karité y si contaran con las máquinas adecuadas podrían hacer más cantidad y fuera de la “tutela” de la mayorista actual, podrían vender en ciudades como NDali o Parakou.
La otra mitad de las mujeres nos esperaba en las huertas. Ellas también hacen manteca de karite, pero hoy, lunes de mercado para ese producto, han dejado sus cestas a las demás para encargarse ellas de recibirnos en las huertas.




La infraestructura ya está terminada y las mujeres tras la cosecha están retomando el trabajo en las huertas. La perforación tiene muy buen caudal y la bomba solar mantiene lleno el depósito principal y los secundarios, sin problemas.



También tienen una zona para el compost



Hemos animado a las mujeres, les hemos explicado que estudiaremos su propuesta y nos hemos hecho una foto de grupo., aunque fuera solo con la mitad de ellas y como siempre, bajo el mango.

La ruta está en obras a unos 60 km de Kandi y eso ha hecho aún más difícil el recorrido. Al menos parece que se lo están tomando muy en serio.


Cuando hemos llegado a Kandi pasaba ya de las cinco y media ya que las obras han complicado mucho mantener una cierta velocidad media. Al llegar nos han recibido los alumnos de Kandi con su habitual alegria y hospitalidad.





Y tras la cena nos han obsequiado con una “soirée recreative” con playbacks, coreografías y un pequeño teatro.
Mañana visita al complejo escolar de Kandi. Os lo contaremos.
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