Ya estamos a 25 de enero. Llevamos 2 semanas recorriendo el norte de Benin,… Parakou, Kpari, Guinagourou, Kalalé, Nikki,… Ciudades, pueblos, poblados, asentamientos,… Todos con un denominador común: la necesidad de desarrollo y nuestro compromiso para lograrlo a través de nuestras principales cómplices: las mujeres.

En Nikki trabajamos con las Terciarias Capuchinas desde 2009. Hermanas de Benin, Colombia, Congo, Boliviano, Tanzania, España,… Hemos conocido a muchas, pero todas cortadas por el mismo patrón: la ayuda a los que menos tienen. En el caso de Nikki a través del centro nutricional, del dispensario, del centro de oficios para chicas sin escolarizar o del trabajo por los poblados.

Estaremos aquí toda esta semana. Son muchos los proyectos financiados en los 22 meses que faltamos de Benin y nos gustaría poder verlos todos para contároslo y poder llevar las fotos que nos gusta compartir.
Hoy hemos ido a visitar Gourre Bio. Un poblado perdido en la maleza junto a la frontera con Nigeria. No tenían agua más allá de la que cogían en un marigó relativamente cercano y gracias a la financiación de la parroquia Santa Maria Madre De Dios de Tres Cantos y más en concreto de las “huchas” de los niños y niñas de primera comunión, hemos podido financiar la perforación. Nos queda pendiente la recaudación del Festival de Navidad 2021, que se tuvo que suspender por la situación de la pandemia.
Hemos salido a las 8:00 porque sabíamos que el día iba a ser largo. Gourre Bio está muy lejos y la ruta es endemoniada. Los tramos buenos son auténticos bancales de arena y los malos enormes grietas provocadas por las lluvias y todo ello salpicado de sobresalientes y afiladas piedras de laterita y tocones de los árboles talados para hacer el camino,… ¡para las motos! Por supuesto todo ello enmarañado con una buena dosis de maleza que dificulta mucho distinguir unas cosas de las otras. En esas condiciones hemos recorrido, entre todas las visitas, unos 80 km sin contar los de asfalto. En total han sido 110, pero muchas horas. Hemos llegado de vuelta a la Misión a las 17:00 sin comer y cubiertos de polvo.
Antes de llegar a Gourre Bio, hemos parado en Gourre Kase y de vuelta hemos parado también en Gourre Baba. Parece que Gourre quiere decir algo así como granja y los nombres indican granja de Bio, de Kase, de Baba,…
En Gourre Kase la población quiere una escuela y se ha puesto en marcha sin esperar más ayuda que la propia.

Han preparado un apatam en el que 50 niños y niñas llevan desde el mes de octubre acudiendo a clase. La población ha construido el apatam y ha pagado para que se construya un pequeño edificio de barro muy bien hecho. También han contratado a un profesor al que, según él mismo nos decía, le han “prometido” que le van a pagar 40.000 francos cfa al mes. Al cambio 60 €. De momento no ha cobrado, pero lo entiende ya que los padres han tenido que pagar el edificio y todavía no han vendido ni cobrado la cosecha del algodón.

Hemos hablado con el Jefe del poblado y con muchos de sus habitantes y les hemos explicado por qué estamos allí. Les hemos hablado de ALAINE y de que han sido las Terciarias Capuchinas las que nos han hablado de sus necesidades.

También les hemos contado que tendremos que hablar con nuestros Socios y Colaboradores para ver si, escuchadas todas las peticiones de todas las poblaciones que vamos a visitar, podemos financiarles una escuela en condiciones.
La respuesta del Jefe nos ha gustado. Nos ha dicho que aunque les digamos que no, tras hablar con “los amigos de la España”, ellos estarán muy contentos porque les hemos ido a ver, porque hemos hecho el esfuerzo de ir hasta allí. Algo que hasta la fecha no había hecho nadie.

El lugar que han elegido para su escuela ha sido de consenso entre los diferentes asentamientos existentes en la zona. Otra muestra de inteligencia y de buena disposición a hacer bien las cosas.

Desde allí hemos ido a visitar la población y hemos estado hablando del total de familias que viven en los diferentes asentamientos de Gourre Kase. Son unas 100 familias. Eso con los estándares locales puede fácilmente superar las 1.000 personas, de las que la mitad serían niños y niñas de menos de 14 años y si nos ceñimos a los menores de 5 años como aspirantes a matricularse en la escuelas, podríamos hablar de unos 250. Todo ello siguiendo la pirámide de población promedio del país y es preciso tener en cuenta que el sur está más desarrollado y el número de hijos es sensiblemente menor que en el norte que es una zona rural por excelencia.

Desde allí hasta Gourre Bio el camino era tan solo eso, un camino de personas y motos. Afortunadamente las Toyota lo aguantan todo y hemos podido llegar no sin dificultades.
Por primera vez en nuestros 22 viajes por el norte de Benin, hemos llevado una moto delante con un “Coup coup”, un machete de grandes dimensiones con el que iba despejando el camino de aquellos obstáculos que impedían el paso de los coches. Ha sido una “expedición” en toda regla.

Y por fin hemos llegado a Gourre Bio. Ni siquiera Google Maps es capaz de indicar el camino desde Nikki. Como siempre hacemos hemos geoposicionado la perforación y Google nos abandona antes de llegar y nos sugiere una línea de puntos blancos. Esa debe ser la parte en la que hemos atravesado varios campos de algodón ya recolectado y no os podéis hacer una idea de lo duros que son los arbustos en los que crece.

Y hemos parado justo en la bomba, donde se ha organizado una recepción festiva en toda regla.


Las mujeres han hecho rápidamente corro y han comenzado con sus cánticos y bailes agradeciendo poder tener agua potable en el poblado.


No solo las mujeres estaban contentas. En los discursos han participado también los hombres y han expresado su satisfacción con el regalo recibido.
Como siempre en estos casos les hemos preguntado a las mujeres qué van a hacer ahora con el tiempo que les va a quedar libre al tene agua saludable cerca y disponible en abundancia. La respuesta también ha sido la de siempre: huertas
Esta vez no hemos tenido que seguir preguntando. Han sido ellas mismas las que han sacado a la palestra la siguiente cuestión. “Yanire” escuela en fulfulde. Las mujeres quieren poder mejorar la nutrición de la familia y quieren que sus hijos vayan a la escuela. ¡Ole por Gourre Bio!


Por supuesto nos han llenado de regalos. Un saco grande entre mijo y maiz, gallinas, ignames,… que han hecho el camino de vuelta rebotando y revoloteando por la caja de la Toyota.
De vuelta nos han querido llevar a Gourre Baba. El camino volvía a ser solo eso y el del machete ha tenido trabajo extra. Al llegar hemos visto que cada casa tenía una tinaja de agua sucia en la puerta.

Y según nos han contado, por la distancia hasta donde encuentran el agua, van a buscarla en moto. En este caso van los hombres que son los de las motos.

Finalmente el regreso ha ido dándonos algunas alegrías cada vez que la senda pasaba a ser camino, el camino se convertía en pista estrecha la pista en bancales de arena más anchos sobre los que se navega bastante bien si tienes cuidado, … Por fin la pista y por último el goudron. El añorado asfalto de los últimos kilómetros hasta Nikki.
Lo dicho, hemos llegado a las 17:00 y tras quitarnos una buena parte del polvo del camino, hemos comido. Después la ducha nos ha sentado de maravilla. Parece mentira con qué poco se puede ser feliz y qué poca cuenta nos damos de las carencias ajenas. Hoy en cualquiera de los Gourre que hemos visitado les faltaba casi de todo, pero les sobraba alegria y ganas de compartir.

Mañana nos vamos a Dè y a Dekribí donde financiamos sendas perforaciones en 2020. Os lo contaremos.
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