Por los villages de Nikki

6 de febrero de 2024, hoy comenzamos a recorrer los poblados alrededor de Nikki

Las Terciarias Capuchinas de Nikki añaden a su labor en el centro nutricional y en el dispensario, el trabajo por los poblados y la promoción de la mujer.

Son cosas complementarias. Las visitas a los poblados sirven para conocer su estado de salud, sobre todo a través de los niños. Algo que en muchos casos depende del agua y viendo su estado saben si tienen agua potable o no.

Y con la promoción de la mujer garantizan que tengan ingresos para poder cumplir las indicaciones que les dan en el centro nutricional y para que los niños y niñas no vuelvan a recaer

Una vez que los poblados cuentan con el agua potable en abundancia cerca del poblado, enseguida las mujeres quieren trabajar unas huertas con las que mejorar la nutrición familiar y obtener algunos ingresos en los mercados locales.

Tras el agua y las huertas, llega siempre el deseo de escolarizar a los hijos. Es una secuencia imbatible. Es el comienzo del desarrollo y es imposible dar otro orden a los proyectos. Tiene que ser así: agua, huertas y escuela.

Hoy nuestras visitas iban de todo esto. En el primer poblado hemos inaugurado una bomba para suministro de agua potable, en el segundo no tenían agua y querían una bomba para el suministro y en el último, el año pasado inauguramos su bomba para suministro de agua y ellos de una manera autónoma ya habían comenzado su huerta. Hoy nos han pedido ayuda para una escuela y lo han hecho de la mejor manera posible.

El primer pueblo era Yassereou, un poblado peulh que el año pasado iba a buscar el agua a un riachuelo poco saludable. Este año nos han recibido con una alegría contenida. Una mamá del poblado había fallecido al dar a luz. Les hemos acompañado en el sentimiento y les hemos eximido de los habituales, cánticos y bailes. La mamá tenía 18 años. El niño está bien.

Sin embargo, nos han enseñado orgullosas la incipiente huerta que han instalado junto a la bomba

Se trata de una de las perforaciones más profundas que hemos hecho, o más bien que hemos tenido que hacer. Han sido 165 m y lo hemos notado al intentar bombear el agua hacia el exterior. He salido airoso del reto. Es la primera vez que estoy contento con mi sobrepeso.

El agua salía en cantidad y calidad más que suficientes

Desde allí nos hemos ido a la otra cara de la moneda. En Yayabanbji, tienen muy poca agua. A 300 m de la parte del poblado a la que hemos llegado, tienen un pozo pequeño y poco profundo que al día de hoy, a la mitad de la época seca, ya da muy poca agua. Pronto estará seco.

Nos hablan de que allí viven unas 60 familias. Eso son bastantes más de 600 personas, con casi la mitad de niños. Cuando les hemos preguntado a las mujeres que harían si tuvieran una bomba con un suministro de agua suficiente, no han tardado en contestar: “nos gustaría trabajar unas huertas.”

Les hemos contado nuestra pequeña historia, el porqué estamos allí y por qué nos llamamos Fundacion Alaine. Les hemos explicado que no tenemos una máquina para hacer dinero, pero que tenemos una cosa probablemente mucho más importante: tenemos muchos amigos que cotizan cada mes para que podamos financiar los proyectos. Nos gusta que sepan que detrás de nosotros hay mucha gente.

Al igual que en el poblado anterior, nos han regalado un cabrito y unos pollos.

Por último, hemos acudido a Djan Yorla. En 2022 les financiamos una bomba para suministro de agua potable y cuando fuimos a inaugurarla en 2023, ya tenía la huerta (leer crónica). Entonces nos dijeron que querían una escuela y les pedimos que comenzaran ellos mismos, que demostraran que su voluntad para escolarizar a sus hijos era firme y que construyeran una pequeña palloza, contrataran a un profesor y comenzaran a escolarizar a los más pequeños

Hoy hemos visto una pequeña choza con 47 niños y niñas dentro y un profesor pagado por la comunidad. Es la escuela semilla de Djan Yorla y hemos procurado que se sientan orgullosos de ella. Nosotros lo estamos.

Les hemos pedido que continúen hasta final de curso. Que nos demuestren que son capaces de hacerlo y que, por nuestra parte, somos optimistas para que de cara al próximo curso, tengan ya un bonito edificio para cobijar su escuela

Como en tantas otras ocasiones, hemos sido testigos del atractivo que genera una escuela. Por ambos lados: desde la que mira con pena por no haber tenido una escuela cuando tenía la edad, hasta el que parece que quiere anticiparse.

Eran ya las 16:00 de la tarde cuando hemos terminado y todavía no habíamos comido más que un poco de couli-couli y unos frutos secos. Eso si el couli couli esta vez era picante.

El recorrido de hoy en total ha sido de 100 km. Todos por pistas de tierra bastante mal paradas. El último tramo de vuelta han sido 38 km y hemos tardado un poco más de dos horas. Pasaban de las 6:15 de la tarde cuando hemos llegado a la misión de Nikki. Sin comer, pero contentos por cómo ha ido la jornada

Una cervecita rápida, una ducha no tan rápida, aprovechando que todavía había agua y pasadas las 19:30 nos hemos sentado a cenar.

Mientras tanto nos siguen llegando buenas noticias de Ouenou. Hoy han instalado la primera bomba y funciona estupendamente.

Nos llegan también otras noticias, no tan buenas y en este caso desde un medio español. Por si las habéis leído, queremos transmitir que por aquí todo va bien, que estamos tranquilos y que esperamos seguir así.

Mañana volvemos a la ruta. Saldremos antes para intentar no volver tan tarde ya que tenemos una videoconferencia con uno de nuestros socios que nos ayuda a financiar la actividad desde Nikki, a las 18 horas.

Visitaremos algún poblado sin agua potable e inauguraremos la bomba de Gourre Baï que ya tiene su escuela semilla en marcha. Os lo contaremos.

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