Las cosas buenas de la vida

borja.JPGEn muchas ocasiones he escrito sobre la gran cantidad de cosas que nos podemos perder en la vida, por no saberlas apreciar cuando están ocurriendo. También he solido enfatizar sobre la mayor capacidad de apreciación que adquirimos cuando la vida nos da un revés. Cuanto más duro mejor. Antes de eso solemos ser una especie de “malcriados de la vida” acostumbrados a que el viento se acomode al rumbo que queremos seguir.

Nosotros también fuimos unos “malcriados de la vida”. Nacimos en familias que con un razonable esfuerzo, pudieron garantizarnos una educación universitaria, además de darnos unos valores que hoy comienzan a ser bastante escasos. Nos conocimos en un lugar de veraneo y pudimos mantener nuestra relación pese a vivir en ciudades diferentes. Nuestros hijos,… comían bien, dormían bien,…  eran formales, sacaban buenas notas,… hasta que un astrocitoma se cruzó en nuestro camino.

El cáncer nos arrebató a una hija con 16 años. Los efectos de eso es algo que solo unos padres pueden entender. La frustración que se siente es enorme. No entiendes nada. No hay palabras para describirlo. Lo normal es que los hijos te sobrevivan y cuando no es así te quedan muy pocas ganas de seguir viviendo. Te dejas llevar,… porque no eres capaz de otra cosa. Entonces es cuando puedes llegar a ser consciente, que hasta ese momento has sido un “afortunado de la vida.

Habitualmente basta con que mires a tu alrededor. En nuestro mundo, siempre vas a encontrar alguien que sufre más que tú o que, al menos, ha pasado por lo mismo que estás pasando tú. La diferencia puede estribar en la forma en la que se viven esos acontecimientos. Nosotros hemos llegado a aceptar la inmensa suerte que tuvimos de poder disfrutar de nuestra hija Alaine durante 16 años. Nos hubiera gustado seguir disfrutando de su compañía,… pero no pudo ser. Nos hubiera gustado haber disfrutado más durante esos 16 años, pero ya no podía ser. Por eso aceptamos lo bueno que nos ha dado la vida. Esos 16 años que convivimos con nuestra hija, es mucho más que lo que otros, en este mundo y sobre todo en otros, pueden disfrutar de sus hijos.

Pero es que además la vida nos ha dado otro hijo. Un magnífico chavalote que nos ha ayudado enormemente a superar la ausencia física de su hermana mayor y que nos está empezando a ayudar en la tarea de perpetuar su memoria a través de la Fundación que lleva su nombre. Ha terminado el bachillerato con Matrícula de Honor Global. Acaba de superar la Selectividad con un 8,95 y hoy ha llegado a casa con el carné de conducir “en el bolsillo”. Por eso, porque es un  magnífico tipo, porque no quiero dejar de celebrar ninguna de esas cosas que te da la vida,
… hoy lo estoy celebrando por todo lo alto, os lo cuento y os animo a celebrarlo,… ¡¡TODO!.

Celebrad todas esas cosas buenas que te da la vida y que no son permanentes. Todas esas cosas que hacen balance con otras que no son tan buenas y que nos pueden amargar las anteriores,… si les dejamos. No os perdáis ningún festival, ninguna  celebración. No importa que sea grande o pequeña. Celebradla, compartidla,… Bajo ningún concepto la dejéis pasar. No hay nada en la vida que sea más importante que celebrar esas cosas con los hijos, la familia, los amigos,… con esas cosas buenas que te da la vida.

Deja un comentario