Camino de Tchalinga,…

… con escala en Djougou.

Es casualidad que desde Kerou viajemos hacia Tchalinga, pero además de ser la secuencia geográficamente adecuada, se trata de dos localidades unidas por un modelo de desarrollo. Hoy no llegaremos a Tchalinga, por qué no tenemos infraestructura de alojamiento conocida en la zona. Nos quedaremos en Djougou, en el centro de acogida de la diócesis de la Donga. Un centro que conocimos en vida del anterior Obispo.

Tanto en Tchalinga, como antes en Kerou, la población carecía de lo más elemental. En los dos lugares comenzamos por el agua, seguimos con unas huertas para mujeres + micro finanzas y con un centro sanitario. En Kerou comenzamos a principio de 2017 y hoy cuentan con huertas, maternidad, centro nutricional, escuela de primaria, instituto de secundaria, biblioteca, internado,…. En Tchalinga hemos comenzado a finales de 2020, tenemos para inaugurar las huertas, la maternidad y para visitar las obras del centro nutricional. Seguramente oirás hablar del resto de proyectos.

Como comentaba en la crónica de ayer, la gendarmería nos dio el ok para viajar directamente hasta Djougou y hemos elegido la ruta más directa. Son menos km y aunque también es cierto que hay menos asfalto, evitamos un tramo de piedras en el que es fácil dejar una rueda.

Google estimaba en poco más de 4 horas el trayecto, pero hemos tardado seis horas menos un cuarto, sin parar para nada.

Hoy antes de salir de Kerou, hemos querido hacer una foto de grupo, con el equipo local, con las personas con las que hemos tenido más relación y que nos han cuidado estupendamente.

Ha sido justo en esos momentos de la despedida, cuando han aparecido tres chicas muy uniformadas. No hemos reconocido a ninguna mientras se aproximaban. Estaba claro que venían para saludar, como hacen habitualmente. De pronto nos han dicho, ¿no la reconocéis? Es Virou.

Virou quería estudiar en Kandi (leer más). Y después de negociar con sus padres, los responsables de la Fundación Vie pour Tous consiguieron que se viniera con nosotros hasta Kandi. En ambas ocasiones os lo contamos con la alegria de un potencial feliz desenlace. Estaba comenzando el 2020.

Este año cuando llegamos a Kandi preguntamos por ella y nos dijeron que sus padres se la habían llevado y la habían comprometido para casarse.

Hoy cuando la hemos visto con sus dos amigas, iban acicaladas para la boda de la hermana mayor de Virou. Las amigas sonreían a cada momento pero Virou nos miraba con ojos tristes, muy distintos a los que pudimos ver a su llegada a Kandi en 2020. (Leer más)

Virou en el centro de la foto

Este es el tipo de cosas a las que nos enfrentamos. Por eso insistimos tanto en la educación. Nos parece imprescindible que, sobre todo las chicas, puedan llegar lo más lejos que sea posible en su escolarización. Con más años y más preparación, pensamos que será más fácil que puedan tomar sus propias decisiones, escapando de las negativas inercias que les empujan a repetir los modelos familiares de estricta supervivencia.

Con Virou todo parece indicar que hemos fracasado, aunque pensamos que son muchas más las chicas de los proyectos que apoyamos que pueden continuar sus estudios y salir de la espiral de pobreza que atenaza a sus familias.

Para eso también resulta fundamental financiar proyectos de promoción de la mujer. Es preciso apoyar a las madres para que puedan facilitar a sus hijas el seguimiento del itinerario escolar.

Merece la pena también apoyar modelos como el de la escuela de Kerou. En ella, la mayoría de los alumnos son peul y por ello en el primer curso se utiliza el fulfulde y se les va enseñando palabras de uso cotidiano en francés. Aprenden a decir rebaño, vacas,… cosas que conocen y otras que no tanto como tenedor,… Esas palabras los chicos y chicas las llevan a sus casas y se las enseñan a sus padres. Todos aprenden y se sienten más integrados en la escuela, algo que resulta especialmente importante para garantizar la continuidad de los alumnos en ella.

En Benin el código de circulación es el internacional, pero en el norte existen algunas excepciones. En las rotondas tiene preferencia el que entra, algo que resulta imprescindible recordar cuando llegamos y olvidar tan pronto como regresamos a España.

Hay otra excepción fundamental en las pistas de tierra y arena como la de hoy. Al igual que en el Reglamento de prevención de abordajes, en estas rutas la preferencia la tiene aquel con la maniobra más restringida. Eso traducido al beninés terrestre, quiere decir que el más grande tiene la preferencia y elige el camino. Los demás a adaptarse a él, también por tamaños.

Así que los más pequeños y más ágiles, las motos, serpentean entre el resto de vehículos buscando su hueco. Por ello, no es obligatorio conducir por la derecha si la izquierda es mejor para tus cuatro ruedas. En ese caso las motos se adaptarán y cambiarán de lado dejando disponible su derecha. Y si lo que viene de frente es un camión con algodón,… todos a la cuneta.

Cuando hemos llegado a Djougou, hemos ido a comer a Chez Emma, una recomendación de nuestros anfitriones del centro Saint Ambroise, un centro que conocemos bien porque es la sede de Caritas Diocesana con la que compartimos proyectos de promoción de la mujer desde hace años. Hemos llegado tarde, nos hemos instalado y nos hemos preparado para ir mañana a Tchalinga. Os lo contaremos.

Hoy hay menos fotos. Ha sido dia duro de traslado. Procuraré que mañana sea distinto. De momento aprovecho para completar la letra del himno de Alaine, otro de los regalos que nos han hecho este año.

Un himno que cantan los niños y niñas en las escuelas de la Fundación Vie pour Tous. La canción se llama Tata Alaine.

¿Conoces a Alaine?

Ella era tan bonita, era tan bella. Nuestra Tata Alaine.

¿Conoces a Alaine?

Ella era tan amable, tan gentil. Nuestra Tata Alaine.

Su sueño era amar, su sueño era ayudar.

Nuestra vida era su preocupación, nuestra alegria hace su felicidad.

Tanta alegria para nuestro mundo, tanto amor para la humanidad.

Como os podéis imaginar me encanta y ya soy capaz de cantarla del tirón a la menor oportunidad.