¿Misioneros o Ingenieros?

dsc_7552-bis.JPGCuando os hablé del Salón de las Estrellas, comprometí hablaros de una de las más firmes percepciones personales entre todas las que tuve en Benín. Compartimos todas las jornadas con Marcos. Nuestro guía, misionero de la Sociedad de Misiones Africanas (SMA) y algunas de ellas además con Père Michelle, responsable de la Misión Taneka de Kopargó, también SMA. Sabíamos que eran Misioneros, pero cada día que pasaba, éramos más conscientes de que llegaban a las almas a través de los cuerpos.

Cuando recorríamos el país en un desvencijado Toyota, nuestros anfitriones eran el blanco de nuestras preguntas. Todo nos interesaba y ellos, nos iban destacando todas y cada una de las cosas en las que habían participado y cómo lo habían hecho. Para la benin-1-125.jpgmayoría de ellas, les hubiera resultado muy útil ser ingeniero o arquitecto. Nos hablaban de pozos, puentes, edificios para escuelas o internados, campus
para institutos, estructuras, motores para generar electricidad o moler el ñame, fosas sépticas, canalizaciones,…

En la inauguración de la escuela de Pannakuká, tuvimos la oportunidad de contrastar esa percepción con las “autoridades locales”. Allí, se confirmó la importancia de ese rol. La relevancia de algunas cosas menos espirituales, pero más relevantes para el progreso y el desarrollo de una Comunidad. Y sin duda, luego aunque fuera de forma indirecta, vendría lo demás. Nadie puede permanecer indiferente a esa constante preocupación por el crecimiento y bienestar de los demás.

En ese sentido, los Poblados de los alrededores de Pannakuká, benin-1-201-bis.jpgbeneficiarios de la escuela, en los discursos de rigor, la agradecían junto con todo aquello realizado los años anteriores, que había posibilitado ese éxito final. La secuencia comentada por el Presidente de la Asociación de Padres y Alumnos, era:

  • Entre los pueblos y Kopargó teníamos una senda peatonal.
  • La construcción de un pozo liberó tiempos que se pudieron dedicar entre otras cosas a mejorar la senda.
  • La construcción de unos pequeños puentes posibilitó el tráfico de vehículos y el transporte de materiales de construcción.
  • Finalmente, durante un año, demostramos en un barracón de barro y paja nuestra voluntad de enviar diariamente a los niños a clase.
  • Sin todo ello, la escuela que acabamos de inaugurar, no hubiera sido posible.

Esa noche, ya de vuelta en la Misión, en el salón de las estrellas, le preguntamos al Padre Michelle por sus comienzos en Kopargó hace 12 años. Cómo construyó la Misión Taneka. Nos contestó de una forma sucinta y sencilla que vivió en una casa como las de sus convecinos. Alquilada a sus convecinos. Celebraban la eucaristía bajo una techumbre de paja. Luego, poco a poco, fué construyendo la Misión. Él llego en 1995. La actual iglesia se construyó ¡7 años después!. Antes hicieron el internado, escuelas, pozos, … y en la medida de lo necesario, fueron ampliando la techumbre de paja. Se trataba de hacer más hombres a los hombres y de hacerlos más felices. Lo demás vendría después,…. inevitablemente.

Y me llamó la atención también, otra actividad de las que se realizan allí. La puesta en marcha de nuevos negocios para las personas más necesitadas. Minusválidos, madres sin pareja, … Todos encuentran en la Misión Taneka la forma de comenzar. Trataré de proponeros alguna fórmula que nos permita ayudar desde aquí. Desde la Fundación Alaine.

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