Durante estas dos ultimas semanas, hemos estado en Guatemala. Por un lado hemos revisado los proyectos que la Fundacion Alaine esta desarrollando allí y hemos venido encantados y con perspectivas de ampliación. Por otro lado hemos aprovechado el atractivo del país para conocerlo un poco mas.
Al hacerlo hemos transitado por alguna de las zonas mas turísticas. En concreto La Antigua o el Lago Atitlan. Eso nos ha permitido conocer que el país tiene un indudable potencial
económico en su poder. El atractivo de lo poco que hemos podido disfrutar es innegable. Sin embargo, la visita nos ha dejado un cierto sabor agridulce.
En cada uno de los paseos por Antigua o por las poblaciones que rodean el Lago Atitlan, nos hemos visto acosados por vendedores de artesanía, meseros sin clientes, limpiabotas, oferentes de servicios mas o menos dudosos,…. Y lo malo no es eso, sino que generalmente eran niños y niñas quienes tras efectuar la oferta comercial y regatearse ellos solitos ante nuestra negativa, buscaban la propina acudiendo a la lastima.
Daba igual que fuera un día de labor y en horario escolar. Allí estaban recorriendo las calles y persiguiendo a los pocos turistas que en esta época deambulan por esa zona. Lamentablemente a veces, preguntarles por la escuela era la manera mas rápida de evitar su insistencia. En otras ocasiones el resultado era peor, pues en su ignorancia se reían de aquello que podría ayudarles a preparar de forma consistente su futuro.
Los datos oficiales (Unicef), hablan de una tasa de escolarización en Guatemala muy cercana al 100% en primaria, pero con unas tasas de asistencia sensiblemente inferiores: 80% chicos y 76% chicas. El desastre viene en Secundaria donde la tasa de escolarización supera ligeramente el 50% pero con una tasa de asistencia en torno al 25%. No sé cual es el porcentaje de niños guatemaltecos que están apoyando las economías familiares con su trabajo, lo que si sé es que eso les esta abocando a un futuro de penurias y trabajo de supervivencia como el de sus padres.
Esta experiencia nos ratifica en que el esfuerzo que debemos hacer desde la Fundacion Alaine en Guatemala va por esa vía. Apoyar a que los niños y niñas no abandonen tempranamente su trabajo en la escuela, sino que continuen con el hasta que el resultado del mismo les haga más capaces y libres para poder elegir su futuro.