
El AGUA es siempre el punto de partida. Cada vez que el agua llega a un poblado, mejora la salud en general y sobre todo la de los más pequeños. Mejora también la nutrición porque las madres comienzan a trabajar pequeñas huertas, en el tiempo que antes destinaban a ir a buscar el agua y normalmente con el agua llega también la escolarización.
Por eso proporcionar agua potable a un poblado es iniciar con ellos la senda del desarrollo. Es el impulso definitivo para que se pongan en marcha y puedan salir, con su propio esfuerzo, de la espiral de pobreza y mala salud en la que se encuentran.







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