Dos poblaciones muy diferentes. Ambas de la región del Borgou y de la provincia de Nikki. Monno, un modelo de desarrollo en marcha siempre hacia adelante. Bessangourou, un poblado enrredado en una espiral perversa de subdesarrollo.
En ambos poblados hemos tenido grupos de mujeres con microfinanzas, en ambos lugares Cáritas Cuenca financió sendas instalaciones para el tratamiento del carité,… ahí se acaban las similitudes.
Bessangourou se encuentra en medio de la maleza, a una decena de km de Nigeria y del asfalto. Los ahorros de las microfinanzas agotados y el motor del molino para el carité, averiado. Sin fuentes de ingresos adicionales tampoco encuentran la voluntad suficiente para iniciar la escolarización de sus hijos.
En Monno, con Mamá Sidonie al frente de un estupendo grupo de mujeres, tras las microfinanzas hemos cofinanciado un almacen para el grano y un espacio para trabajar con las máquinas de carité. Estamos cofinanciando un tractor con el que se están asegurando una fuente de ingresos recurrente que les permita salir definitivamente de la pobreza estructural.
En Monno siempre nos reciben con canciones, escuchan con atención las ideas o sugerencias y se presentan voluntarias a cuantas iniciativas les proponemos. Hoy, en Bessangourou, parecía que cada solución planteaba nuevos problemas. Nos hemos ido dejando una propuesta: si quieren iniciar la escuela para sus hijos, estamos dispuestos a ayudar,… pero no a poner el 100%. Tienen que demostrar que van a enviar sus hijos y sobre todo a sus hijas a la escuela, pagar al profesor hasta que la escuela sea oficial y nosotros pondremos el resto.