Seguimos visitando poblados en los alrededores de Nikki. Hoy hemos ido a Gnesanda, una población muy próxima a la frontera con Nigeria. Tanto que incluso usan la moneda nigeriana para acudir a los mercados de los pueblos del otro lado de la frontera.
Hemos acudido porque ya conocíamos sus necesidades de agua saludable. Estuvimos en enero de 2017 y llevamos un cargamento de bidones de agua en la furgoneta. Sabíamos por nuestra Contraparte que la situación estaba empeorando y hemos aprovechado nuestra visita para poderlo comprobar.
Una vez en el pueblo mientras se avisaba a toda la población de nuestra llegada, nos hemos acercado al punto donde cada día acuden a por el agua. Ha sido necesario recorrer 950 m (wikiloc) para llegar al punto donde personas y animales compartían el agua
El recorrido de vuelta lo hemos hecho tras los pasos de dos niñas. Cada una con su palangana de agua en la cabeza. Pese a sus aparentemente escasas fuerzas y cortas piernas nos han llevado a 4,8 km/h según wikiloc. Yo, cargado sólo con la cámara, he llegado sudando.
Ya de vuelta en el poblado nos hemos reunido con toda la población. Hombres y mujeres.
Tras los discursos de rigor hemos entrado en el debate. Las mujeres no solo querían el agua, también querían poder trabajar unas pequeñas huertas para mejorar la nutrición de sus hijos. Finalmente hemos comprometido un pozo siempre que la población asegure el mantenimiento de la “bomba a pedalera” y ceda un terreno contiguo a la perforación para montar unas huertas para las mujeres. Tras ponerse de acuerdo en cómo organizarse, nos han confirmado su compromiso.
En el largo recorrido de vuelta pese a tener que ir evitando los númerosos baches de la pista de tierra, no me podía quitar de la cabeza a los habitantes de los numerosos poblados de la zona que realizan un enorme esfuerzo para conseguir un agua que no es en absoluto saludable. Sobre todo las mujeres y las niñas. Son las que realizan el mayor esfuerzo y las más pequeñas se pierden, además, la escuela.
Por la tarde maletas. Mañana de madrugada acompañamos a Cotonou a 4 del grupo que se van ya para España. Recogeremos a otra persona que se incorpora al viaje y volveremos a subir al norte. Esta vez a Kalalé. Entonces retomaremos nuestro trabajo en los proyectos y os lo seguiremos contando. Eso será la semana que viene.