Han pasado ya unas cuantas horas desde nuestra primera Cena Solidaria en Bilbao. La sangre ya va normalizando el ritmo de su caudal, porque las emociones fueron muchas y muy concentradas. Creo, que ya puedo ponerlas negro sobre blanco.
En primer lugar, ver allí a los Fundadores. A los Aitites en pleno. Con sus años por montera dispuestos a participar en un evento solidario con los que menos tienen y en memoria de una de sus nietas.
Ver a tantos buenos amigos a nuestro alrededor fue también muy especial. Verles a todos, junto a nosotros, compartiendo unos objetivo concretos y apoyándonos en nuestra lucha solidaria para llenar de sonrisas las caras de los niños y niñas de algunos rincones desfavorecidos del mundo. Fue una pasada.
Ver cómo Elena y Eneko habían organizado todo magníficamente bien y que gracias a ellos todo iba rodando perfectamente sincronizado,… Que según aparecía alguna incidencia, se resolvia con eficacia,…
Ver cómo hasta el menú resultaba del agrado de todos,…
Recorrer las mesas recibiendo en una tras otra ánimos y felicitaciones,…
Daba pena ver cómo llegaba la hora de marcharse. Me hubiera gustado retener a todos y prorrogar la fiesta. Porque eso es lo que fue: una fiesta en la que todos nos conjuramos contra algunas de las injusticias de este mundo. Una fiesta en la que cogimos fuerzas para seguir adelante con nuestros objetivos. Una fiesta en la que conocimos – y nos conocieron – muchos amigos nuevos. Una fiesta con cuyo balance económico vamos a poder facilitar los libros de texto y el material escolar a 100 niños y niñas de todo un curso (equivalente a 2º de la ESO), en Kara.
Una fiesta que con toda seguridad repetiremos el año que viene.
Un exitazo que esperamos repetir este sábado en el Real Café Bernabéu. Si no te has apuntado, todavía estás a tiempo.