El viaje (II)

benin-2-031-bis.jpgAunque todavía me quedan cosas que contar de los días que pasamos en la Misión Taneka, para no espaciar excesivamente los post que tratan de describir el viaje, hoy publico la segunda entrega.

Desde Kopargó, viajamos hacia el este. Hacia Parakou. Salimos, como siempre, muy temprano, pero ese día nos costó mucho más que los anteriores. Nos despedíamos de la Misión Taneka y sus gentes. Parece mentira lo que se puede llegar a querer a personas que se lo merecen todo, en unos pocos días.

En el viaje, paramos en Partagó y visitamos un Internado con Formación Profesional. “La Maison des Anges”. En el post “Ya estamos aquí” usé una foto con dos de sus alumnas. En este Centro, desde la Fundación Alaine, nos planteamos colaborar becando a jóvenes que puedan mejorar su expectativa de futuro, aprendiendo un oficio. Las posibilidades son amplias. Les alojan, mantienen, alfabetizan y además, pueden elegir según sus capacidades entre Peluquera, Tejedora (telares y tricotosas), Sastra,…imagen-146-bis.JPG

Pocos kilómetros más adelante estuvimos en Weé weé. Una pequeña población que concentra muchos poblados de alrededor y que como en todo Benin, rebosaba de niños. Visitamos a Patrick, sacerdote imagen-166-bis.JPGdiocesano, quien nos habló de un proyecto. Una escuela para el pueblo. Hoy, los niños tratan de estudiarimagen-169-bis.JPG bajo un árbol o en unas chozas de paja. Nos trajimos los papeles y la seguridad de afrontar el proyecto con éxito, pese a la escasez de cemento que asola la zona y que está provocando una cierta especulación.
Sentí tristeza al ver que “también” les aportamos algunos de nuestros vicios de primer mundo.

Con el corazón revolucionado y encantados de sentirnos útiles, seguimos camino. Hasta un dispensario atendido por unas monjas españolas donde con muy pocos medios atienden una amplia zona fundamentalmente de la etnia Pel. Poco después, llegamos a Parakou, capital de la provincia de Borgou y tercera ciudad del país en número de habitantes.

En la Misión SMA, nos recibió Jean Baptiste, su titular y al igual que en Kopargó,imagen-266-bis.JPG rápidamente nos sentimos como en casa. El resto más y más de lo mismo, salvo la visita al “Mercado Internacional”. En dos palabras, in – descriptible. Puestos abigarrados de color y mercancías. Intenso olor a especias. Sin lugar a dudas allí había de todo. Lo difícil debía ser encontrarlo.

Y esa noche – como todas – volvió a ser especial. En Parakou, bajo un gran árbol, asistimos a un encuentro de jóvenes benineses, que en algún momento de su vida, habían pasado por la MIsión Taneka. Muchos no se conocían entre sí, pero rápidamente surgió la relación. Entre ellos y con nosotros. Unos todavía estudiando. Otros enfrentándose ya al duro mercado laboral local. Todos cristianos, pese a que a algunos, eso les suponía enfrentarse a su familia musulmana. El anochecer llegó antes que otros días. Una estruendosa tormenta se desencadenó sobre nosotros. Una vez más y como siempre con una sonrisa, la fiesta se trasladó al interior. Cubiertos por una uralita de latón. Igual que si estuviéramos dentro de un tambor bajo la lluvia torrencial. Elevando la voz para podernos entender, seguimos conociendo cosas de las azarosas vidas de Celine, Elisabette, Aida, … Pierre, Jan, Jeremy, … Invitamos nosotros. Era lo menos que podíamos hacer por el privilegio de compartir mesa y mantel con ellos.

Aunque al día siguiente teníamos previsto ponernos en viaje a las 6.00, volvimos muy tarde a la misión. Ya dormiríamos a la vuelta.

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