De Kerou a Kandi

Aún nos queda algo de trabajo en Kerou. Esta mañana bien temprano me he dado una vuelta por las instalaciones y he aprovechado la luz del sol que amanecía, para sacar unas cuantas fotos. la escuela tata Alaine, el centro de formación, la maternidad dispensario, el centro nutricional, las huertas para mujeres y en definitiva todas aquellas infraestructuras que cuando llegamos en enero de 2017 no estaban y que gracias a los apoyos recibidos y al trabajo de la fundación Vida para Todos, hemos conseguido levantar en tan solo tres años.

A veces es bueno echar la vista atrás para renovar los ánimos para continuar adelante. El cambio que estamos siendo capaces de producir en Kerou, en tan solo tres años, debe apalancar el desarrollo de esta pequeña parte del mundo y sobre todo el de las personas que lo habitan. Ese es nuestro objetivo y eso es lo que hubiera querido Alaine.

Las mujeres pueden tener un trabajo digno y enviar a los hijos a la escuela. Ayer vimos lo que fueron capaces de hacer los más pequeños con tan solo tres meses de escuela. Ya cantan y recitan poesías en francés. También recrean pequeños sketch con los que no hacen sino reforzar su aprendizaje.

La visita a Kerou tambien ha sido una visita afortunada. Como en Gnesanda, si nuestra visita se hubiera producido en otro momento, los acontecimientos podrían haber sido totalmente diferentes. Al menos para Virou, una pequeña de 10 años, que ayer por la noche nos dijo que queria ir a estudiar a Kandi. Que su maestro les pegaba y no les enseñaba nada.

Hoy hemos conocido a los padres convocados por la direccion de la Fundacion Vida para Todos con la aquiescencia de la «Deleguée» de la población. Enseguida se ha producido la discusión. La niña muy despierta y decidida pese a su corta edad, ha añadido que «si me quedo aqui, mi madre me va a casar como a mis hermanas» El padre lo ha corroborado «cuando acabe este curso su madre le dará en matrimonio y dejará la escuela. Es lo que ha hecho con el resto de nuestras hijas»

El Padre Theodore, la Deleguée y a partir de ahi, el resto de madres que esperaban para la reunión de las huertas, han comenzado a presionar a la madre de Virou, para que la dejara ir a estudiar al internado que la Fundación Vie pour Tous tiene en Kandi. El padre estaba de acuerdo desde el principio.

Al final, la madre ha cedido y ha admitido que su hija fuera a estudiar a Kandi, siempre que no tuviera que pagar nada. A partir de ese momento, entre unos y otros, hemos estado pendientes de la niña y de que su madre no se la llevara en un último intento de mantener su plan inicial. Algo en lo que hemos contado con la ayuda del padre.

En la posterior visita a las huertas, la madre estaba regando su plancha de terreno y ha tenido el cuajo de decirnos que ese trabajo lo debería hacer su hija, en vez de ir a estudiar a Kandi. Afortunadamente, cuando me han traducido su comentario, ya estábamos unos pasos mas alejados.

A la hora de escribir estas lineas, dando tumbos por la ruta que une Kerou con Banikoara, Virou viaja con nosotros. Ha subido con la mirada decidida que ha mantenido en todo momento y ahora duerme tranquila acunada por el bamboleo de la furgoneta. A mi me cuesta contener la emoción al ser consciente de todas las niñas que no cuentan con el aplomo y la suerte de Virou y que ven truncada su niñez, casadas con un desconocido y responsables de una casa. Me anima saber que al menos hoy hemos podido ayudar a Virou. Estoy seguro que le irá muy bien y solo espero que sus padres vivan lo suficiente para verla de vuelta en Kerou, convertida en maestra, enfermera o en aquello que ella se proponga.

Nos ha quedado aún más clara la importancia de las madres en la educación de aus hijos y sobre todo de sus hijas.

La reunión con las mujeres ha ido muy bien con el habitual debate: el agua, los abonos, el tipo de cultivos,… Hemos acordado unas sesiones de formación para las mujeres y que un experto visite las huertas y recomiende un plan para optimizar los cultivos.

Por ultimo, antes de visitar las huertas con ellas, les hemos hablado de los baobabs. En Kerou, al igual que en Banikoara, nos han sorprendido y nos han llevado a un rincón donde había sendos baobabs de 3 y 2 años. «Somos muchos de familia y a todos nos gusta la salsa de baobab. No nos llega para vender»

Ademas de estas iniciativas particulares, los responsables de las huertas de Kerou, han iniciado una experiencia piloto para «cultivar» de una manera mas intensiva, pequeños baobabs. Hoy hemos visto ya muchos que se asomaban con fuerza. Os lo iremos contando.

Para finalizar la mañana, hemos visitado las obras del edificio de aulas que, la cooperación suiza está financiando a la Fundación Vie pour Tous. Esto tendrá unos efectos muy positivos sobre el número de alumnos en la escuela de primaria Tata Alaine, al tener asegurada la continuidad de los alumnos.

Hoy también hemos gestionado la manteca de karite y hemos cogido algo de jabón de karite para probar.

Eso si, aunque la ruta la están arreglando hemos tardado hora y cuarto más de lo que dice el señor Google Maps,…

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