Calor! Humedad! Motos, bocinas, polvo, actividad frenética que choca con la forzada inactividad del avión. Eso es Cotonou cuando acabas de llegar. Sudor por todos y cada uno de tus poros, aunque estés tranquilamente sentado en la terraza de un restaurante bien ventilado como O Grill.
Un restaurante habitual en nuestros viajes pero que cayó hace un par de años, bajo la piqueta del desarrollo urbanístico de la ciudad y que ahora renace en el mismo lugar con evidentes mejorías sobre el anterior, con raciones más caras y más pequeñas, pero igual de buenas. Dicho eso, cenamos 6 personas por 30€ incluidas las cervezas y el sirope de baobab de la foto.
Tras un breve y caluroso reposo, a las 6:30 del 11 de enero, hemos iniciado el viaje de verdad. Camino al norte con las paradas obligadas para comprar fruta a las mujeres que jalonan la ruta con sus coloridos cestos. Piñas, plátanos,….
Siempre gusta sentirse reconocido. En el norte nos ocurre constantemente pero hoy nos ha pasado en Dassa, el lugar donde solemos hacer una breve parada cuando llevamos unas 4 horas de viaje. Hoy hemos llegado a las 10:15 y mientras aparcábamos el cocinero ha encendido la plancha. Al verlo, al bajar del coche le he preguntado si ya sabía lo que queríamos. Con una sonrisa me ha contestado “deux, deux, deux” que es la manera en la que se piden las tortillas de 2 huevos. Una delicia con cebolla, tomate y picante local. Hemos recuperado fuerzas con el bocadillo de tortilla y aumentado nuestra sonrisa, con su detalle. Nos hemos sentido un poco más “en casa”
Después vuelta a los baches que, en algunas zonas ya colonizan toda la anchura de la carretera. Cuando no es así, siempre viene algún camión de frente. Es sabido que la probabilidad de no poder ocupar el sentido contrario de la marcha es directamente proporcional a la “anchura x profundidad” del bache.
Otra cosa simpática que nos ocurre cuando viajamos con la furgoneta habitual es ver la cara de sorpresa de los que nos confunden con los populares transportes locales de pasajeros. Levantan el brazo a distancia para que les recojamos y alucinan al ver, al pasar, que somos un coche de negro lleno de blancos.
Tras 9 horas de viaje, hemos llegado a Parakou. Reponer fuerzas y cambiar de coche. Este año solo venimos 4 y para movernos por el norte, nos vale con un coche más pequeño. Un coche con su “historia” como casi todas las cosas por aquí.
Fue el coche de una de nuestras contra partes, quien lo vendió cuando lo sustituyó por otro más moderno de un compañero que se jubilaba. A partir de ahí, un amigo común que lo restauró, lo pone ahora a nuestra disposición. Décadas de mision sobre ruedas.
La siguiente etapa nos ha hecho llegar a NIKKI ya de noche tras 13 horas y media de viaje. Cansados pero contentos ya hemos comenzado a preparar la agenda de los próximos días. De momento mañana Monno con Mamá Sidonie al frente de uno de los grupos de mujeres que más alegrías nos viene dando.
Salvo la foto de Cotonou, las demás son del año pasado. Hoy no ha habido tiempo para más. Os dejo un par de fotos de Monno 2019
Y muchas gracias a Antonio por ayudarme a arreglar el blog que me permite efectuar estas comunicaciones y a Carlos y Javi que se encargan del modelo 182 para que nosotros estemos a lo que tenemos que estar aqui.