¡Cuidado con la política!

Desde el comienzo de este Blog me prometí no hablar de política y hoy tampoco lo voy a hacer. Hoy, voy a contaros algo de mi reciente experiencia en Benin.

Este del mes de enero ha sido mi tercer viaje y es indudable que con el tiempo, se incrementa la capacidad de percibir e interpretar algunas de las cosas que ves que nos diferencian a los habitantes del norte de los del sur. A mi por lo menos me está pasando. Entiendo más y mejor lo que veo y eso me facilita mi trabajo allí y también aquí.

Existe, además, otro efecto que probablemente venga derivado del anterior, aunque supongo que no es inevitable. Desde el comienzo. Desde que comencé a compartir parte de mi tiempo con las distintas etnias que componen la población de Benin, empecé a envidiar algunas de sus filosofías vitales. Por eso hoy quiero contaros lo que pasó en la inauguración del edificio de la Maternidad de Abitanga.

Abitanga es un Distrito dentro de la Región de la Dongá, una de las más pobres de Benin. Allí se quedan aislados durante bastantes meses al año por culpa de la combinación de una deficiente pista de tierra y las lluvias torrenciales que azotan el país cada año. Cuando nos acercábamos, nuestro jeep parecía una coctelera. Íbamos chocando los unos con los otros y todos contra el techo o las ventanillas. Al llegar vimos que ya estaba todo preparado y esperando.

Los antecedentes que conocíamos ya eran excelentes. En Abitanga conviven pacíficamente tres etnias con tres lenguas diferentes y otras tantas religiones distintas. Pues bien, la petición de la inversión vino canalizada de forma conjunta. El terreno lo cedieron unos y los trabajos locales los hicieron otros y todos, en la ceremonia de la inauguración, escucharon con respeto las oraciones del Imán, del Misionero católico y del representante de la Tradición.

Yo en mi discurso no pude menos que decirles que, para mí, Abitanga y sus moradores eran un ejemplo para el mundo: para todo el mundo, pero sobre todo para el norte. Tras de mi vinieron otros discursos y uno de ellos me llamó especialmente la atención.

En Benin este año 2011 es también un año de
elecciones. En su caso generales y Presidenciales. Pues bien, allí, aquél día no había ningún representante político. No eran ellos quienes se estaban ocupando de mejorar la calidad de las prestaciones médicas para las madres y sus hijos. Era la población unida la que lo estaba haciendo y el Jefe de la Tierra (título del más antiguo sobre el terreno) al final de su discurso les advirtió de una manera muy sencilla acerca de los politicos.

¡Tened cuidado! les dijo. ¡Votad a quien queráis en función de vuestras preferencias!, pero atención: los políticos vendrán y querrán dividirnos para que votemos a unos u otros. Recordad entonces que luego, cuando se marchen nos volveremos a quedar solos frente a nuestros problemas y deberemos permaneceer unidos para poder afrontarlos.

Ahora cada vez que contemplo las trifulcas de corte estrictamente político que se organizan alrededor de temas más o menos serios, más o menos triviales, me acuerdo de Abitanga y de su vocación de superar las diferencias personales trabajando en pos de lo realmente importante.

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