En varias ocasiones lo hemos comentado en el Blog de la Fundación Alaine. Uno de los grandes aciertos en el proceso de construcción de Escuelas en Benin, es que se implica de una manera muy acertada a la población candidata.
En primer lugar, cada población aspirante debe demostrar su voluntad construyendo unas chozas de barro y paja donde acuden
sus hijos diariamente para demostrar su disposición a la correcta escolarización de sus hijos. Así durante al menos un año, los niños inician un esbozo de escolarización de la mano de lo que llaman "Repetiteur" Esto es, personas generalmente con estudios de Secundaria.
En segundo lugar se implican en la construcción de la nueva escuela. La financiación que se obtiene se destina fundamentalmente al cemento y al trabajo de los albañiles. La limpieza del terreno, la grava, la excavación de la fosa séptica, la madera para andamios,… incluso la comida de los albañiles, corre de cuenta de la Población beneficiada.
Por su parte el estado, asigna un Director a cada Escuela en cuanto se compromete la financiación. Esa persona durante el tiempo de las obras será además el Aparejador Jefe de las mismas. Otro gran ahorro.
De esta forma, cuando la escuela se inaugura, es el resultado de un esfuerzo colectivo, en el que os puedo asegurar que nosotros nos llevamos una parte más sencilla, pero que a ellos les resulta imprescindible. Sin esa financiación deberían esperar a que las instituciones locales, desbordadas por otras necesidades más perentorias, acometiera la inversión. Eso, sin ser un experto, supondría al menos perder una generación. ¿No os parece que merece la pena?